"Tiempo atrás, el cuerpo fue la
metáfora del alma, después fue metáfora del sexo, hoy ya no es la metáfora de
nada, es el lugar de la matástasis, del encadenamiento maquinal de todos sus
procesos, de una programación al infinito sin organización simbólica, sin
objeto trascendente, en la pura promiscuidad por sí misma que también es la de
las redes y los circuitos integrados […] Y es posible que nuestra melancolía
proceda de ahí, pues la metáfora seguía siendo hermosa, estética, se reía de la
diferencia y de la ilusión de la diferencia. Hoy es la metonimia […] se instala
en la desilusión de la metáfora".
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