lunes, 27 de agosto de 2012

Re-encontrando a Salamonovitz



Carolina Martínez

Retomo a Salamonovitz para pensar el complejo fenómeno de la depresión. Él plantea que la depresión no es un síntoma, sino más bien un padecimiento del silencio… un “desaparecer del mundo del lenguaje”. Agrega que otros de los padecimientos del silencio, además de la depresión, son las drogadicciones y las llamadas enfermedades psicosomáticas.

            Uno de los aspectos que retomo para re-pensar los planteamientos de Salamonovitz es la ligazón que hace de las consecuencias económicas, neoliberales y de la globalización, en el desarrollo de la depresión. Vista esta como algo que obtura o enmudece el deseo. Con esto se me impone la siguiente cuestión: cómo pensar en el deseo, cuando se vive en un mundo que devalúa el ser, haciéndolo sujetoesclavo del tener…perdiéndose en su pasaje por la vida consigo mismo y con los otros.

miércoles, 15 de agosto de 2012

martes, 7 de agosto de 2012

Recordando a Freud, y las malas-interpretaciones


Catherine Mathelin planteaba que los padres cada vez confunden más el psicoanálisis y la pedagogía, olvidando que lo importante no es el hacer, la manera correcta de hacer, sino el ser, es decir, la manera de ser padre con ese hijo. Desde que existen los manuales de pedagogía y de psicología, si la manera correcta de hacer pudiera aprenderse, todos los síntomas de los niños habrían desaparecido desde hace tiempo. Recordemos lo que respondió Freud a una madre que pedía consejos: Haga lo que quiera, de todas formas estará mal. 

Esta frase ha sido recordada únicamente en el sentido culpabilizador. Sin embargo Freud quería sobre todo poner en evidencia la imposibilidad para los padres de alcanzar un ideal.

Lo mas irónico de todo lo anterior, es que cada vez se difunde y se populariza más, el que los padres sean vistos como “alumnos”, que por consecuencia deben inscribirse en una “escuela de padres”, para poder estar certificado como padre o madre de sus hijos.

La llegada de un hijo


Carolina Martínez

Dar a luz… cómo se representa la llegada de un hijo por parte de los padres, es acaso “luz” para todos, o para algunos se llega a vivir consciente o inconscientemente como “oscuridad”. Dolto mencionaba que “el alumbramiento de un hijo siempre era un retorno al cuestionamiento, a veces doloroso. El alumbramiento del ser humano no es tan solo alumbramiento carnal, sino también simbólico, alumbramiento de lenguaje”. Con lo anterior parto para pensar y replantear la pregunta que muchos padres llevan a la consulta: “cómo puede ser que mis hijos sean tan diferentes, si los hemos educado de la misma forma, no hacemos diferencias, les damos lo mismo, no tenemos preferidos”, sin embargo en muchos momentos es un esfuerzo por parte de los padres para evitar caer en cuenta de las diferencias que llegan a hacer, y en muchos de los casos, para no recordar las propias diferencias que sus propios padres hicieron cuando estuvieron en el lugar de hijos.


                Pareciera que en la actualidad la parentalidad, representara más dudas que certidumbres; los padres dudan más de ellos mismos, su actuar esta sesgado por lo que los especialistas o la sociedad en general plantean. En muchos momentos se sienten atrapados y su actuar a la vez limitado por los mandatos, a tono de “recetarios de comportamientos ideales”, muchos de estos plateados por “especialistas en la salud mental”, los cuales van recetando a manera de dogma, conductas que ayuden al padre a ser “mejor padre”, y que esto genere que los hijos no tengan traumas, y sean felices. El efecto que esto tiene en los padres, es llamativo, ya que muchos de ellos siguen las recomendaciones como mandatos divinos, que deben de ser obedecidos sin cuestionar, posicionándose como niños que obedecen ciegamente la ley de los padres-terapeutas. O en el peor de los casos los padres terminan convencidos de que deben de ser los “amigos” de sus hijos, con tal no tener problemas con ellos.
                

                Como menciona Catheline Mathelin, “los hijos no necesitan padres compinches sino adultos que les muestren el camino. Para conservar su lugar, también hace falta que las personas grandes hayan superado la adolescencia ellas mismas”. Tomando en cuenta lo anterior, considero que los padres deben de arriesgarse a ser más ellos mismos (con sus capacidades y limitaciones), y con esto darse la posibilidad de ser espontáneos con sus hijos, y no una especie de “máquina” re-programada, que no se equivoca o que tienen siempre las respuestas correctas, para con sus hijos. Tomar el riesgo de ser, con todo lo que ello implica.

domingo, 5 de agosto de 2012

YOLLEO


Oliverio Girondo


Eh vos
tatacombo
soy yo
di
no me oyes
tataconco
soy yo sin vos
sin voz
aquí yollando
con mi yo sólo solo que yolla y yolla y yolla
entre mis subyollitos tan nimios micropsíquicos
lo sé
lo sé y tanto
desde el yo mero mínimo al verme yo harto en todo
junto a mis ya muertos y revivos yoes siempre siempre
yollando y yollando siempre
por qué
si sos
por qué di
eh vos
no me oyes
tatatodo
por qué tanto yollar
responde y hasta cuándo.

Pensando en Gibran


Del tiempo
Gibran Jalil Gibran

Y un día, mientras se hallaban sentados a la sombra de los álamos, uno de los discípulos habló, y dijo:

     “Maestro, siento temor del tiempo. Pasa sobre nosotros y nos roba nuestra juventud. ¿Y qué nos da a cambio?”

     Y él contestó:
    “Toma un puñado de buena tierra. ¿Encuentras en él alguna semilla o algún gusano? Si tu mano fuera espaciosa y fuerte, la semilla podría convertirse en bosque y el gusano en bandada de ángeles. Y no olvides que los años que convierten las semillas en bosques y los gusanos en ángeles, pertenecen a ese AHORA, todos los años, este mismo AHORA.

    “¿Y qué son las estaciones de los años, sino el cambio de vuestros pensamientos? La Primavera es un despertar en vuestro pecho, y el Verano un reconocimiento de vuestra propia fertilidad. ¿No es el Otoño lo antiguo en vosotros que arrulla al que es todavía un niño en vuestro ser? ¿Y qué es, os pregunto, el Invierno, sino un sueño agrandado con los sueños de todas las estaciones?”

sábado, 4 de agosto de 2012

¿Violencia en el psicoanálisis?


                                                                                                                                       Carolina Martínez

Retomo a Silvia Bleichmar, para replantear la concepción de la violencia dentro del psicoanálisis,  la cual plantea:

“La violencia no es un concepto psicoanalítico. Conceptos psicoanalíticos son agresividad y sadismo; yo trato además de incluir la crueldad, que es la relación entre agresividad y sadismo. Me parece que la violencia es un concepto de origen sociológico que ha tomando la psiquiatría. En este sentido, yo no hago un descarte absoluto de la violencia, sino que marco la forma de la violencia destructiva, porque vemos una sociedad silenciosamente violenta, con la fantasía de pasivización absoluta. Las formas de la desubjetivización actuales son silenciosamente violentas y se expresan fundamentalmente en la marginación y la indiferencia. La indiferencia siempre ha sido generadora de violencia, la cual es valida en muchos casos. Los autistas salen, a veces, del cuadro de autismo con berrinches espantosos; y son acciones violentas necesarias. Lo mismo ocurre, a veces, con las sociedades. El problema que se presenta es cuál es el destino de esto: si el destino de la vivencia del autista va a ser encerrarlo y doparlo, o si va a empezar a pensar que hay un sujeto que empieza a conectarse con el exterior y que ha salido del encapsulamiento en el que estaba”.

Retomo a Bleichmar, para detenernos a pensar, la sociedad en el momento actual, la cual en muchos momentos tiende a presentarse como una “sociedad dopada” a múltiples cosas, no solo desde el aumento en consumo de drogas químicas, sino principalmente a las que si bien no estarían dentro del ámbito de lo químico (como drogas “legales e ilegales”), juegan su función de “droga”, al situarse como algo que necesita ese sujeto para poder vivir, y más contemplando los efectos de un capitalismo avasallador, en donde el sujeto tiende a ser borrado, y su deseo a ser sustituido por un sinfín de aspectos materiales, dando la falsa esperanza de sentirse pleno, o feliz, en el mejor de los casos. 

Es como si los medios de la actualidad, nos platearan siempre múltiples panaceas, para sentirnos “felices”, como si hubiera una fórmula exacta para alcanzar la “felicidad”, y con ello el sujeto se perdiera una y otra vez, en una espiral sin fin, entre lo material y lo más mundano.  Hasta dónde las sociedades actuales, son muy “creativas” en ir generando nuevos mecanismos para borrar al sujeto, lo cual entre uno de los efectos que llega a generar ello, es la producción de nuevos autómatas que no se cuestionen su deseo, y a la vez no deseen tener un contacto desde lo real, con la sociedad en la que con-vive, encerrándose con esto en un “mundo virtual”, que como en el caso del autista, en ocasiones puede llegar a generar la fantasía de sentirse conectado con los otros, cuando termina irónicamente, estando más alejado de ellos.



viernes, 3 de agosto de 2012

Cruce de los inconscientes familiares


                                                                                                                                    Carolina Martínez


Retomando a Ivan Boszormenyi-Navy / Geraldine M. Spark, Libro: Lealtades invisibles. Reciprocidad en terapia familiar intergeneracional.

“El que ama tiene necesidad de ver (distorsionar) al ser amado como objeto que se ajusta a su propia configuración de necesidades (sexual, de protección, de dependencia, de vituperio, etc.) *amor coecus est* (el amor es ciego). Cabe agregar que el amor es aún más ciego debido al peso que en cada individuo compartan las obligaciones ocultas que vienen de afuera, y ya no de la díada. Por medio del marido y mujer, no sólo buscar ajustarse dos individuos sino dos sistemas familiares.”

                Lo anterior lo tomo como referencia, para entender como la relación que se dé entre la pareja, no solo dependerá de todos los aspectos concientes, sino principalmente de los inconscientes.

Rabbit Hole, trailer

http://www.youtube.com/watch?v=K9iJH2P96dM

Lo que se juega en la pérdida de un hijo; primera parte.


Carolina Martínez

¿Qué es lo que genera en el sujeto la pérdida?... pérdida de aquel objeto amado, en el cual se deposito una serie de afectos, que al irse deja un vacío irremplazable. 

Tomo esta pregunta para pensar en el momento en que un hijo se pierde. Qué es lo que deja y se lleva un hijo que ha muerto, cómo se vive en los padres la pérdida de ese hijo, y cómo con ello no existe un significante que hable de la situación de un padre o madre que ha perdido a un hijo, a diferencia del hijo que es ubicado como huérfano, cuando llega a estar en una situación de pérdida de uno de los padres.

                En este ocasión abro más preguntas que respuestas, ya que en un intento de querer dar respuesta a esto, siempre se esta sujeto al error, o al vicio de las  horribles generalizaciones, y  a pensar que se puede plantear como una especie de DSMIV REMASTERIZADO una lista de efectos que generan la muerte de un hijo en los padres. Con esto regreso a la frase repetitiva y de cajón (sin el afán de demeritarla) del mundo psi, “caso por caso”, aun aunque esto nos lleve a más incertidumbres y dudas, con respecto a cómo es que llega a vivir un sujeto, en específico alguien que se posiciona en el lugar de padre o madre, la muerte de un hijo.

                Antes de continuar con este escrito, me detengo a recomendar una película que me vienen a la mente para seguir pensando en dicho tema: Rabbit Hole.