martes, 31 de julio de 2012

La enfermedad como goce, Olga Granados


¿Es mío mi cuerpo o está consagrado al goce del Otro, de un Otro significante y de la ley que me despoja de esta propiedad que sólo puede ser mía si la arranco de la ambición y del capricho del Otro?

Tomando a Jean Baudrillard


"Tiempo atrás, el cuerpo fue la metáfora del alma, después fue metáfora del sexo, hoy ya no es la metáfora de nada, es el lugar de la matástasis, del encadenamiento maquinal de todos sus procesos, de una programación al infinito sin organización simbólica, sin objeto trascendente, en la pura promiscuidad por sí misma que también es la de las redes y los circuitos integrados […] Y es posible que nuestra melancolía proceda de ahí, pues la metáfora seguía siendo hermosa, estética, se reía de la diferencia y de la ilusión de la diferencia. Hoy es la metonimia […] se instala en la desilusión de la metáfora".

lunes, 30 de julio de 2012

Pensando las afecciones somáticas...

                                                                                                                                       Carolina Martínez

Katia Weissberg, en su artículo Los caminos del dolor, retoma a Piera Aulagnier, la cual menciona que el proceso de apropiación de las sensaciones por parte del sujeto se inicia  a partir de un momento de identificación entre madre y niño, que se da por vía de la emoción. Entendida como expresión de los afectos, como la "manifestación subjetiva de los movimientos de investiduras libidinales", la emoción tiene un valor privilegiado en la construcción del cuerpo psíquico del niño y de sus afectos porque se transmite de cuerpo a cuerpo; las emociones maternas percibidas por el niño a partir de sus manifestaciones orgánicas constituyen su fundamento psíquico. 

            Si bien es cierto que la figura de la madre será una parte importante en la constitución subjetiva del bebé, también tendrá que pensarse la forma en que la figura del padre empieza a hacer su aparición, y cómo es que la madre le abre el paso al mismo, para que empiece a tomar su lugar; ya que dependiendo de su propia historia, fantasmas, la relación con su propio padre y madre, entre otras cosas, la nueva madre le irá dando un lugar al padre, y ello impactará sobre el lugar que el propio hijo le vaya dando a este.

            Todo lo anterior lo planteo, para cuestionar el impacto que tendrá en la constitución subjetiva, el que la madre, no le dé un lugar a la figura del padre, y con ello, ella abarque de manera “omnipotente”, toda la atención del hijo.

viernes, 27 de julio de 2012

Extracto del libro Madre Loca, Francoise Davoine


Preciso compartir este fragmento de Davoine, para pensar el psicoanálisis, y pensarnos en él.


...
El psicoanálisis, una tradición oral
Tal era entonces su sentencia. Era inútil que el psicoanálisis disfrazara su herencia bajo montones de escritos, no podía renegar de sus orígenes orales y de la tradición de los burlones, de los tontos, de los torpes y de los otros “vencedores de la feria”.
-          ¿Cómo dice?
-          Charlatanes, si prefiere.
También reconocían para sí a ese gran loco Lacan. Él habría dicho textualmente que “el psicoanalista no debe dudar nunca en delirar”. Me sublevé:
-          ¿De dónde sacaron eso?
Número 1 lo tenía de primera mano; el maestro incluso habría dicho a sus discípulos:
-          “Si hubiera sido más psicótico, probablemente habría sido mejor analista. En cuanto a ustedes, sean más naturales en lugar de encoger el cuello, tampoco se sientan obligados a estirarlo. Incluso como bufones, están justificados a serlo. Mírenme, soy un payaso, tomen ejemplo de eso y no me imiten.”
Sensible argumento de autoridad, lo acusé de crimen de anacronismo.
-          Es inútil continuar con este diálogo. Si algún día lo cuento ningún historiador me tomará en serio. Por otra parte, en vuestro tiempo no existían estos hospitales, me lo dijo un especialista, dije muy segura de mí.
Número 1 suspiró cansadamente:
-          Ya sabemos todo eso. Foucault también es de los nuestros, si era eso lo que le molestaba, y otros stars de su Escuela. Entre otros, ese filósofo farsante…A falta de torcerle el cuello a las contradicciones del sistema encontró el de su mujer, más fácil de apretar. En cuanto a este lugar de asilo, volveremos, no se preocupe, haciéndonos los locos en la vía pública: ¡artículo 122 bis¡
En ese momento Madre Loca proclamó que era suficiente por hoy.
-          ¿Y si le ofrecemos una última farsa? Intentó Número 1, la de “los que despiertan a los gatos que duermen…”
Sonriendo por primera vez, Madre Loca hizo la señal de partida con el brazo. En el portal se detuvo y me lanzó una mirada de reojo:
-          “Si quieren saber por qué estoy aquí, mírenme, soy cornuda, corneadora, cavilosa, cascarrabias, casqueada, arrogante, desordenada, con los locos graciosa y enfadosa, mordaz, maliciosa, cáustica, deslenguada, madre y nodriza de discordias, ando por todos lados ultrajando, ultrajante en cada hogar, laboriosa contra razón, razonable en hechos odiosos, odiando las cosas establecidas…
A punto de desaparecer, cambio de idea:
-¡Cita aquí mismo!
En el momento preciso que ella no precisó, contando con mi exactitud. ¡Y con que no cambiara mis hábitos! Ella no toleraría un instante más verme sentada en mi banco, pasiva, mirando con largavistas la locura del mundo, apta justamente para garabatear esos escritos que habían estado en el origen de su rutina.
Con esas palabras me dio la espalda, arrastrando a sus sujetos más allá del portal donde se desvanecieron tan bruscamente como habían desaparecido.
Yo también estaba harta de locura. Sin darme cuenta de que ya obedecía su orden me levanté y me dirigí a la puerta del servicio para despedirme, muy segura de que no volvería a poner los pies allí.

...

jueves, 26 de julio de 2012

Pensando a S. Bleichmar



Silvia Bleichmar, plantea en su libro La construcción del sujeto ético,  "el autoerotismo marca simpre los inicios de la simbolización". Lo anterior lo tomo para pensar lo que pasa al subjetivar a un bebé, en donde no solo contará la satisfacción de sus necesidades básicas, sino toda la serie de actos que las figuras cercanas al bebé provean, desde los afectos, lo cual permita que ese bebé se vaya estructurando. Y donde el psiquismo de esos adultos que estan a cargo del bebé, jugará un papel crucial en el entretejido psíquico que se irá formando en ese pequeño.

miércoles, 25 de julio de 2012

¿Ser madre/padre?, siglo XXI



Carolina Martínez

Qué significa ser padre o madre en el siglo XXI. Es la época en la que se vive, el contexto en el que se encuentra uno, la historia personal que a uno le atraviesa (además de los fantasmas con los que uno carga) los que delimitan de manera voluntaria o involuntaria los trazos que guiarán la vida de una persona, y más aun lo que se asumirá como padre o madre (o madre y padre, como muchas mujeres solteras de la actualidad se reconocen y se les reconoce socialmente con ese adjetivo), o bien será que las problemáticas de lo que implica ser padre/madre son las mismas que se han dado a lo largo de la humanidad.

                Cuándo se podría decir que se deviene como padre o madre, cuando se imagina a un bebé (incluyéndose en la fantasía) aun aunque aún no se tenga el hijo o cuando se gesta en el vientre. Qué es lo que da un lugar en esta vida, el reconocimiento personal o el social, o una mezcla de ambos, en donde uno produce el otro. Dónde queda por otro lado el lugar del hijo, o es que se da de manera automática y sin pensarse, o se da en función a un reconocimiento personal-social. El hijo llega, por qué razones, qué es lo que llega a cubrir, descubrir o recubrir, hasta dónde el ambiente que lo recibe, va a ir contorneando un camino, junto con él mismo, que ayudarán a irlo formando (deformando/re-formando) en su pasaje por la vida.
                Estas son algunos de los cuestionamientos que me permito hacer para irme acercando,  a lo que en la actualidad deviene como uno de los retos principales de la humanidad: qué representa ser padre/madre, hasta dónde el malestar social mundial en el que nos encontramos tiene un trasfondo interpersonal, sin rayar con esto a la culpabilización, sino pensándolo desde cómo ese tejido social que empieza a construirse desde la familia, presenta una herida (real, simbólica, o imaginaria) importante en su seno interno, lo cual hace que cada vez se viva con mayor incertidumbre, el tomar el lugar de madre/padre. Cada vez se ve una comercialización “salvaje” de tips, consejos hasta llegar a una especie de “recetario de cocina”, donde al futuro padre se le viene explicando paso por paso, qué es lo que debe de hacer como padre o madre, cuáles son las expectativas que se tienen de él, y cuáles son los productos que debe de comprar acorde a la edad que tenga su hijo(a), qué debe de tomar en cuenta para elegir un buen pediatra,  cuáles son las recomendaciones de los “expertos” para tener un hijo sano, con “inteligencia emocional”, socialmente integrado y por consecuencia feliz.      

                Pareciera por momentos que cada vez el que ocupa el lugar de padre/madre, tiene que estar no solo preparado emocionalmente, sino también en un sinfín de conocimientos, habilidades, y “técnicas” para ser un “buen” padre. Hasta dónde el programarse, reprogramarse/desprogramarse, re-reprogramarse, en un sinfín de saberes, ayudará a ese sujeto a ser mejor en su labor como padre/madre.

                Actualmente se ve el lugar parentalidad muy “lastimado”, teniendo con ello varios efectos, como lo es la constante incertidumbre que viven los padres del siglo XXI, para ocupar su lugar de padres, y con ello el aumento de “recetas mágicas” de cómo ser un “buen” padre y educar correctamente a los hijos; o la producción de programas de televisión en donde los padres se ven desautorizados por una Super niñera (hada madrina) que durante 4, 5 o 7 visitas, definirá qué es lo que están haciendo mal como padres y por consecuencia qué es lo que tiene que cambiar para que sus hijos estén mejor educados, por medio de métodos muy conductistas y catárticos.  Considero que lo anterior no solo tendrá importantes efectos en la constitución subjetiva de los hijos,  además pongo como relieve y subrayo la disminución en la tasa de natalidad en muchos países.   Vivimos en la época del “reality show” de todos los temas habidos y por haber, donde lo más “reality” de ellos es la falta de reality y el exceso de show.


               

significar el deseo

Terapeuta

el segundo en el frente, asistir al otro...

viene del griego QerapeuthV (zerapeutés)

lunes, 23 de julio de 2012

Lo Materno


Lo materno:
 Lo que se juega en el proceso de tomar el lugar de madre

Carolina Martínez Dmz.

Velloncito de mi carne,
que en mis entrañas tejí,
velloncito friolento,
¡duérmete apegado a mí!

La perdiz duerme en el trébol
escuchándole latir:
no te turben mis alientos,
¡duérmete apegado a mí!

Hierbecita temblorosa
asombrada de vivir,
no te sueltes de mi pecho:
¡duérmete apegado a mí!

Yo que todo lo he perdido
ahora tiemblo hasta al dormir.
No resbales de mi brazo:
¡duérmete apegado a mí!
Gabriela Mistral



Se dice popularmente en mi país, al hablar del lugar de la madre: “madre solo hay una”, cosa que si bien no tiene mayor complicaciones en el sentido lógico y práctico de la frase, hasta cierto momento es un lugar que se tiene que conquistar. Con ello me refiero a que si bien una persona puede parir a un bebé, esto no conlleva que de manera automática el bebé identifique en la procreadora, a la mamá; ni tampoco ocurre que la mujer gestante, tenga y asuma su lugar de madre. 

            El conquistar el lugar de madre, es un vals de dos, donde tanto el hijo como la madre, deberán de reconocerse, no solo en la mirada, sino también en los actos, palabras, caricias, gestos, silencios, etc. siendo lo anterior atravesado no solo por lo consciente, sino primordialmente por lo inconsciente. Sin embargo habrá que tener claro que para que lo anterior ocurra, también habrá de intervenir el que represente el lugar del padre. 

            En México, la madre es una de las figuras que desde nuestros antepasados, más se sobrevalora, en perspectiva con el lugar del padre. Me explico y avanzo un poco más, para ir trasmitiendo mis reflexiones sobre el fenómeno que ocurre en mi país con respecto a la familia, entendida  en el sentido más genérico del termino, sin con ello excluir las nuevas formas de hacer familia, como lo son: madres solteras e hijos, parejas lesbianas e hijos, parejas gays e hijos, madres y padres divorciados que forman una nueva familia con sus respectivos hijos, etc. En el presente escrito solo me abocaré más que analizar estas nuevas formas de hacer familia, a pensar el lugar de la madre (y por consecuencia del padre e hijo) independientemente de la orientación sexual o estado civil de los que ocupen estos lugares. La madre, México, llega a ocupar un lugar de importante trascendencia en la vida cotidiana,  esto conlleva a tener importantes privilegios, pero al mismo tiempo se le llega a posicionar en un lugar de desigualdades, devaluaciones, sacrificios, que terminan condenándola y victimizándola, teniendo como resultado el que la sociedad, llegue a demandar de quien ocupa el lugar de madre, que ponga a primer plano, el ser madre, ante cualquier otro lugar u ocupación que pueda llegar a tener. Además nótese que las principales ofensas o “malas palabras” en México, incluyen a la madre.

Tomando en cuenta el análisis que Heriberto Yépez, hace de la familia del mexicano, en su libro La increíble hazaña de ser mexicano, donde menciona  que “la desintegración mexicana consisten fundamentalmente en una mujer que no se valora a sí mismo y un varón que no se autosustenta emocionalmente. Al no valorarse, ella necesita a los hombres para salir adelante económica y socialmente. Al no saberse autosustentar emocionalmente –al no poder estar solo, sin que una mujer cobije sus emociones, sin que una mujer le dé calor-, el varón depende de mujeres para encontrar sentido a su existencia. Sin ellas se siente frío, muerto”. Con lo anterior si bien, no es mi intensión hacer una generalización de la estructuración psíquica de mujeres y hombres mexicanos, si lo tomo en cierta medida como punto de referencia para entender el efecto que tienen esto en el consciente y/o inconsciente colectivo del mexicano, al momento de estar en el lugar de madre o padre.  

Yépez, agrega en dicho libro, “ser madre en México, es sinónimo de aguantar, de someterse hasta llegar al hartazgo y estallar”. Si bien mi intensión no es hacer un estudio pormenorizado de la figura de la madre en México, pongo estos puntos en perspectiva, para poder entender, como muchos de los malestares en la actualidad, que remiten al lugar de la madre en mi país, pueden entenderse desde las expectativas conscientes e inconscientes que de manera transgeneracional se van heredando.

El anterior referente histórico, tiene como intensión, dar la pauta para entender cómo se accesa, ocupa y conquista el lugar de madre (en lo cual debe de pensarse también el contexto histórico y cultural, en donde se encuentre quien ocupe dicho lugar, de ahí la intensión de explorarlo desde mi contexto histórico). Sin embargo no podemos pensar en el lugar de madre, sin pensar en el lugar del hijo y del padre a la vez. Con ello retomo uno de los puntos que Daniel N. Stern, plantea en su libro La constelación materna. La psicoterapia en las relaciones entre padres e hijos, cuando expresa “al nacer el bebé, la madre empieza a reconstruir sus representaciones sobre quién es ese bebé y quién llegará a ser”, aunque también agrega que esas representaciones van de la mano de las primeras representaciones que esa madre tuvo, cuando solo estaba en el lugar de hija, en sus juegos de muñecas, y en todas las fantasías de las que se nutrió en su niñez y adolescencia. Con lo anterior se muestra como la madre, va verse atravesada grandemente no solo por su presente, sino por su historia pasada, lo cual junto con un sinfín de factores, le van a ir dando elementos para ir tomar dicho lugar; a lo cual se sumará el encuentro con su hijo, y con el padre de ese hijo, que hará que se vayan tejiendo las líneas que le permitirán ir delineando su lugar.

El lugar de madre, no solo se conquista con la ayuda del hijo y del padre, sino que considero que se irá re-editando en función a las circunstancias que la propia vida vaya marcando, además de las etapas de la vida en las que se encuentre dichos miembros. Lo anterior lo ejemplifico de la siguiente manera, una madre no puede tener el mismo lugar, como mamá de un recién nacido, que como madre de un joven o de un adulto; es necesario que cada uno de los involucrados vaya haciendo ciertas renuncias, sin dejar de lado las ganancias que a la vez se van logrando. 

 Cierro mis reflexiones, haciendo un análisis de lo que Pepa Horno, expresa en su libro Ser madre, saberse madre, sentirse madre, en donde expresa “crecer necesita espacios y tiempos propios. Las relaciones simbióticas entre padres e hijos, dañan a los niños porque les impiden ser autónomos y a los padres o madres porque los anula. Si no conservamos una identidad individual, más allá de la pareja, más allá de ser madres o padres, acabaremos destruyendo parte de nuestro ser y haciéndoles pagar el precio de ese dolor a nuestros hijos”. Por lo que considero que el lugar de madre, no deberá de anular el de mujer, ya que en muchas culturas, como lo es la mía (México), tiende a limitarse el lugar de la mujer al de madre, lo cual puede traer muchas implicaciones en la constitución psíquica no solo de las mujeres, sino también de los hijos que esas mujeres procreen, si llegan a tomar el mandato cultural como sinónimo: mujer=madre. Además considero que es necesario restructurar las teorías psicológicas, psicoanalíticas, psiquiátricas, en general todas las ciencias que se aboquen al estudio de los subjetivo, en donde se haga más presente la inclusión del lugar del padre en la constitución subjetiva del hijo, y no se repitan modelos teorizantes que realcen el matriarcado, y dejen fuera el lugar del padre, el cual lo trabajo muy de cerca Lacan. 

Y termino, tomando a Esteban Levin, con respecto a lo que menciona en su libro La función del hijo,  “la filiación de un hijo/niño a una genealogía, a un linaje, a una historia que sin saberlo lo preexiste y lo hace existir más allá de su cuerpo, de su herencia genética, de su organismo. El nacimiento de un sujeto estará delineado por esta herencia simbólica que, vía el campo del Otro, anuda la estructura al desarrollo, configurando los puntos de encuentro posibles, donde tendrá que reconocerse y afirmarse. Dicho reconocimiento y afirmación, tendrá que ir de la mano de la renuncia tanto a la madre y al padre, por parte del hijo. Por lo tanto,  si entendemos que las relaciones humanas, son de lo más complejo en el tema de lo humano, habrá que tener claro que, por tal motivo no se podrá hablar de funcionamiento “ideal” por parte de la madre, del padre o del hijo, cada uno hará lo que este dentro de sus posibilidades, contemplando que cada uno esta atravesado por sus fantasmas, actos, silencios, palabras, pensamientos, fantasías, emociones, historia, cultura, etc. que de manera consciente e inconsciente irán entretejiendo la vida del sujeto y por consecuencia las relaciones que este establezca con su medio.



 
Bibliografía
Horno, Pepa. Ser madre, saberse madre, sentirse madre. Ed. Desclée de Brouwer, S.A. España. 2011.

Levin, Esteban. La función del hijo. Ed. Nueva Visión, Buenos Aires. 2007.

Mistral, Gabriela. Poema apegado a ti: http://www.gabrielamistral.uchile.cl/poesiaframe.html

Stern, Daniel N. La constelación materna. La psicoterapia en las relaciones entre padres e hijos. Ed. Paidós, Buenos Aires, 1995.

Yépez, Heriberto. La increíble hazaña de ser mexicano. Ed. Planeta Mexicana. México. 2010.