Carolina Martínez
Qué significa ser padre o madre
en el siglo XXI. Es la época en la que se vive, el contexto en el que se
encuentra uno, la historia personal que a uno le atraviesa (además de los
fantasmas con los que uno carga) los que delimitan de manera voluntaria o
involuntaria los trazos que guiarán la vida de una persona, y más aun lo que se
asumirá como padre o madre (o madre y padre, como muchas mujeres solteras de la
actualidad se reconocen y se les reconoce socialmente con ese adjetivo), o bien
será que las problemáticas de lo que implica ser padre/madre son las mismas que
se han dado a lo largo de la humanidad.
Cuándo
se podría decir que se deviene como padre o madre, cuando se imagina a un bebé
(incluyéndose en la fantasía) aun aunque aún no se tenga el hijo o cuando se
gesta en el vientre. Qué es lo que da un lugar en esta vida, el reconocimiento
personal o el social, o una mezcla de ambos, en donde uno produce el otro. Dónde
queda por otro lado el lugar del hijo, o es que se da de manera automática y
sin pensarse, o se da en función a un reconocimiento personal-social. El hijo
llega, por qué razones, qué es lo que llega a cubrir, descubrir o recubrir, hasta
dónde el ambiente que lo recibe, va a ir contorneando un camino, junto con él
mismo, que ayudarán a irlo formando (deformando/re-formando) en su pasaje por
la vida.
Estas
son algunos de los cuestionamientos que me permito hacer para irme acercando, a lo que en la actualidad deviene como uno de
los retos principales de la humanidad: qué representa ser padre/madre, hasta
dónde el malestar social mundial en el que nos encontramos tiene un trasfondo
interpersonal, sin rayar con esto a la culpabilización, sino pensándolo desde
cómo ese tejido social que empieza a construirse desde la familia, presenta una
herida (real, simbólica, o imaginaria) importante en su seno interno, lo cual
hace que cada vez se viva con mayor incertidumbre, el tomar el lugar de
madre/padre. Cada vez se ve una comercialización “salvaje” de tips, consejos
hasta llegar a una especie de “recetario de cocina”, donde al futuro padre se
le viene explicando paso por paso, qué es lo que debe de hacer como padre o
madre, cuáles son las expectativas que se tienen de él, y cuáles son los productos
que debe de comprar acorde a la edad que tenga su hijo(a), qué debe de tomar en
cuenta para elegir un buen pediatra, cuáles
son las recomendaciones de los “expertos” para tener un hijo sano, con “inteligencia
emocional”, socialmente integrado y por consecuencia feliz.
Pareciera
por momentos que cada vez el que ocupa el lugar de padre/madre, tiene que estar
no solo preparado emocionalmente, sino también en un sinfín de conocimientos, habilidades,
y “técnicas” para ser un “buen” padre. Hasta dónde el programarse,
reprogramarse/desprogramarse, re-reprogramarse, en un sinfín de saberes,
ayudará a ese sujeto a ser mejor en su labor como padre/madre.
Actualmente
se ve el lugar parentalidad muy “lastimado”, teniendo con ello varios efectos,
como lo es la constante incertidumbre que viven los padres del siglo XXI, para
ocupar su lugar de padres, y con ello el aumento de “recetas mágicas” de cómo ser
un “buen” padre y educar correctamente a los hijos; o la producción de
programas de televisión en donde los padres se ven desautorizados por una Super
niñera (hada madrina) que durante 4, 5 o 7 visitas, definirá qué es lo que están
haciendo mal como padres y por consecuencia qué es lo que tiene que cambiar
para que sus hijos estén mejor educados, por medio de métodos muy conductistas
y catárticos. Considero que lo anterior
no solo tendrá importantes efectos en la constitución subjetiva de los hijos, además pongo como relieve y subrayo la
disminución en la tasa de natalidad en muchos países. Vivimos
en la época del “reality show” de todos los temas habidos y por haber, donde lo
más “reality” de ellos es la falta de reality y el exceso de show.
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