lunes, 27 de agosto de 2012

Re-encontrando a Salamonovitz



Carolina Martínez

Retomo a Salamonovitz para pensar el complejo fenómeno de la depresión. Él plantea que la depresión no es un síntoma, sino más bien un padecimiento del silencio… un “desaparecer del mundo del lenguaje”. Agrega que otros de los padecimientos del silencio, además de la depresión, son las drogadicciones y las llamadas enfermedades psicosomáticas.

            Uno de los aspectos que retomo para re-pensar los planteamientos de Salamonovitz es la ligazón que hace de las consecuencias económicas, neoliberales y de la globalización, en el desarrollo de la depresión. Vista esta como algo que obtura o enmudece el deseo. Con esto se me impone la siguiente cuestión: cómo pensar en el deseo, cuando se vive en un mundo que devalúa el ser, haciéndolo sujetoesclavo del tener…perdiéndose en su pasaje por la vida consigo mismo y con los otros.

miércoles, 15 de agosto de 2012

martes, 7 de agosto de 2012

Recordando a Freud, y las malas-interpretaciones


Catherine Mathelin planteaba que los padres cada vez confunden más el psicoanálisis y la pedagogía, olvidando que lo importante no es el hacer, la manera correcta de hacer, sino el ser, es decir, la manera de ser padre con ese hijo. Desde que existen los manuales de pedagogía y de psicología, si la manera correcta de hacer pudiera aprenderse, todos los síntomas de los niños habrían desaparecido desde hace tiempo. Recordemos lo que respondió Freud a una madre que pedía consejos: Haga lo que quiera, de todas formas estará mal. 

Esta frase ha sido recordada únicamente en el sentido culpabilizador. Sin embargo Freud quería sobre todo poner en evidencia la imposibilidad para los padres de alcanzar un ideal.

Lo mas irónico de todo lo anterior, es que cada vez se difunde y se populariza más, el que los padres sean vistos como “alumnos”, que por consecuencia deben inscribirse en una “escuela de padres”, para poder estar certificado como padre o madre de sus hijos.

La llegada de un hijo


Carolina Martínez

Dar a luz… cómo se representa la llegada de un hijo por parte de los padres, es acaso “luz” para todos, o para algunos se llega a vivir consciente o inconscientemente como “oscuridad”. Dolto mencionaba que “el alumbramiento de un hijo siempre era un retorno al cuestionamiento, a veces doloroso. El alumbramiento del ser humano no es tan solo alumbramiento carnal, sino también simbólico, alumbramiento de lenguaje”. Con lo anterior parto para pensar y replantear la pregunta que muchos padres llevan a la consulta: “cómo puede ser que mis hijos sean tan diferentes, si los hemos educado de la misma forma, no hacemos diferencias, les damos lo mismo, no tenemos preferidos”, sin embargo en muchos momentos es un esfuerzo por parte de los padres para evitar caer en cuenta de las diferencias que llegan a hacer, y en muchos de los casos, para no recordar las propias diferencias que sus propios padres hicieron cuando estuvieron en el lugar de hijos.


                Pareciera que en la actualidad la parentalidad, representara más dudas que certidumbres; los padres dudan más de ellos mismos, su actuar esta sesgado por lo que los especialistas o la sociedad en general plantean. En muchos momentos se sienten atrapados y su actuar a la vez limitado por los mandatos, a tono de “recetarios de comportamientos ideales”, muchos de estos plateados por “especialistas en la salud mental”, los cuales van recetando a manera de dogma, conductas que ayuden al padre a ser “mejor padre”, y que esto genere que los hijos no tengan traumas, y sean felices. El efecto que esto tiene en los padres, es llamativo, ya que muchos de ellos siguen las recomendaciones como mandatos divinos, que deben de ser obedecidos sin cuestionar, posicionándose como niños que obedecen ciegamente la ley de los padres-terapeutas. O en el peor de los casos los padres terminan convencidos de que deben de ser los “amigos” de sus hijos, con tal no tener problemas con ellos.
                

                Como menciona Catheline Mathelin, “los hijos no necesitan padres compinches sino adultos que les muestren el camino. Para conservar su lugar, también hace falta que las personas grandes hayan superado la adolescencia ellas mismas”. Tomando en cuenta lo anterior, considero que los padres deben de arriesgarse a ser más ellos mismos (con sus capacidades y limitaciones), y con esto darse la posibilidad de ser espontáneos con sus hijos, y no una especie de “máquina” re-programada, que no se equivoca o que tienen siempre las respuestas correctas, para con sus hijos. Tomar el riesgo de ser, con todo lo que ello implica.

domingo, 5 de agosto de 2012

YOLLEO


Oliverio Girondo


Eh vos
tatacombo
soy yo
di
no me oyes
tataconco
soy yo sin vos
sin voz
aquí yollando
con mi yo sólo solo que yolla y yolla y yolla
entre mis subyollitos tan nimios micropsíquicos
lo sé
lo sé y tanto
desde el yo mero mínimo al verme yo harto en todo
junto a mis ya muertos y revivos yoes siempre siempre
yollando y yollando siempre
por qué
si sos
por qué di
eh vos
no me oyes
tatatodo
por qué tanto yollar
responde y hasta cuándo.

Pensando en Gibran


Del tiempo
Gibran Jalil Gibran

Y un día, mientras se hallaban sentados a la sombra de los álamos, uno de los discípulos habló, y dijo:

     “Maestro, siento temor del tiempo. Pasa sobre nosotros y nos roba nuestra juventud. ¿Y qué nos da a cambio?”

     Y él contestó:
    “Toma un puñado de buena tierra. ¿Encuentras en él alguna semilla o algún gusano? Si tu mano fuera espaciosa y fuerte, la semilla podría convertirse en bosque y el gusano en bandada de ángeles. Y no olvides que los años que convierten las semillas en bosques y los gusanos en ángeles, pertenecen a ese AHORA, todos los años, este mismo AHORA.

    “¿Y qué son las estaciones de los años, sino el cambio de vuestros pensamientos? La Primavera es un despertar en vuestro pecho, y el Verano un reconocimiento de vuestra propia fertilidad. ¿No es el Otoño lo antiguo en vosotros que arrulla al que es todavía un niño en vuestro ser? ¿Y qué es, os pregunto, el Invierno, sino un sueño agrandado con los sueños de todas las estaciones?”

sábado, 4 de agosto de 2012

¿Violencia en el psicoanálisis?


                                                                                                                                       Carolina Martínez

Retomo a Silvia Bleichmar, para replantear la concepción de la violencia dentro del psicoanálisis,  la cual plantea:

“La violencia no es un concepto psicoanalítico. Conceptos psicoanalíticos son agresividad y sadismo; yo trato además de incluir la crueldad, que es la relación entre agresividad y sadismo. Me parece que la violencia es un concepto de origen sociológico que ha tomando la psiquiatría. En este sentido, yo no hago un descarte absoluto de la violencia, sino que marco la forma de la violencia destructiva, porque vemos una sociedad silenciosamente violenta, con la fantasía de pasivización absoluta. Las formas de la desubjetivización actuales son silenciosamente violentas y se expresan fundamentalmente en la marginación y la indiferencia. La indiferencia siempre ha sido generadora de violencia, la cual es valida en muchos casos. Los autistas salen, a veces, del cuadro de autismo con berrinches espantosos; y son acciones violentas necesarias. Lo mismo ocurre, a veces, con las sociedades. El problema que se presenta es cuál es el destino de esto: si el destino de la vivencia del autista va a ser encerrarlo y doparlo, o si va a empezar a pensar que hay un sujeto que empieza a conectarse con el exterior y que ha salido del encapsulamiento en el que estaba”.

Retomo a Bleichmar, para detenernos a pensar, la sociedad en el momento actual, la cual en muchos momentos tiende a presentarse como una “sociedad dopada” a múltiples cosas, no solo desde el aumento en consumo de drogas químicas, sino principalmente a las que si bien no estarían dentro del ámbito de lo químico (como drogas “legales e ilegales”), juegan su función de “droga”, al situarse como algo que necesita ese sujeto para poder vivir, y más contemplando los efectos de un capitalismo avasallador, en donde el sujeto tiende a ser borrado, y su deseo a ser sustituido por un sinfín de aspectos materiales, dando la falsa esperanza de sentirse pleno, o feliz, en el mejor de los casos. 

Es como si los medios de la actualidad, nos platearan siempre múltiples panaceas, para sentirnos “felices”, como si hubiera una fórmula exacta para alcanzar la “felicidad”, y con ello el sujeto se perdiera una y otra vez, en una espiral sin fin, entre lo material y lo más mundano.  Hasta dónde las sociedades actuales, son muy “creativas” en ir generando nuevos mecanismos para borrar al sujeto, lo cual entre uno de los efectos que llega a generar ello, es la producción de nuevos autómatas que no se cuestionen su deseo, y a la vez no deseen tener un contacto desde lo real, con la sociedad en la que con-vive, encerrándose con esto en un “mundo virtual”, que como en el caso del autista, en ocasiones puede llegar a generar la fantasía de sentirse conectado con los otros, cuando termina irónicamente, estando más alejado de ellos.



viernes, 3 de agosto de 2012

Cruce de los inconscientes familiares


                                                                                                                                    Carolina Martínez


Retomando a Ivan Boszormenyi-Navy / Geraldine M. Spark, Libro: Lealtades invisibles. Reciprocidad en terapia familiar intergeneracional.

“El que ama tiene necesidad de ver (distorsionar) al ser amado como objeto que se ajusta a su propia configuración de necesidades (sexual, de protección, de dependencia, de vituperio, etc.) *amor coecus est* (el amor es ciego). Cabe agregar que el amor es aún más ciego debido al peso que en cada individuo compartan las obligaciones ocultas que vienen de afuera, y ya no de la díada. Por medio del marido y mujer, no sólo buscar ajustarse dos individuos sino dos sistemas familiares.”

                Lo anterior lo tomo como referencia, para entender como la relación que se dé entre la pareja, no solo dependerá de todos los aspectos concientes, sino principalmente de los inconscientes.

Rabbit Hole, trailer

http://www.youtube.com/watch?v=K9iJH2P96dM

Lo que se juega en la pérdida de un hijo; primera parte.


Carolina Martínez

¿Qué es lo que genera en el sujeto la pérdida?... pérdida de aquel objeto amado, en el cual se deposito una serie de afectos, que al irse deja un vacío irremplazable. 

Tomo esta pregunta para pensar en el momento en que un hijo se pierde. Qué es lo que deja y se lleva un hijo que ha muerto, cómo se vive en los padres la pérdida de ese hijo, y cómo con ello no existe un significante que hable de la situación de un padre o madre que ha perdido a un hijo, a diferencia del hijo que es ubicado como huérfano, cuando llega a estar en una situación de pérdida de uno de los padres.

                En este ocasión abro más preguntas que respuestas, ya que en un intento de querer dar respuesta a esto, siempre se esta sujeto al error, o al vicio de las  horribles generalizaciones, y  a pensar que se puede plantear como una especie de DSMIV REMASTERIZADO una lista de efectos que generan la muerte de un hijo en los padres. Con esto regreso a la frase repetitiva y de cajón (sin el afán de demeritarla) del mundo psi, “caso por caso”, aun aunque esto nos lleve a más incertidumbres y dudas, con respecto a cómo es que llega a vivir un sujeto, en específico alguien que se posiciona en el lugar de padre o madre, la muerte de un hijo.

                Antes de continuar con este escrito, me detengo a recomendar una película que me vienen a la mente para seguir pensando en dicho tema: Rabbit Hole.

martes, 31 de julio de 2012

La enfermedad como goce, Olga Granados


¿Es mío mi cuerpo o está consagrado al goce del Otro, de un Otro significante y de la ley que me despoja de esta propiedad que sólo puede ser mía si la arranco de la ambición y del capricho del Otro?

Tomando a Jean Baudrillard


"Tiempo atrás, el cuerpo fue la metáfora del alma, después fue metáfora del sexo, hoy ya no es la metáfora de nada, es el lugar de la matástasis, del encadenamiento maquinal de todos sus procesos, de una programación al infinito sin organización simbólica, sin objeto trascendente, en la pura promiscuidad por sí misma que también es la de las redes y los circuitos integrados […] Y es posible que nuestra melancolía proceda de ahí, pues la metáfora seguía siendo hermosa, estética, se reía de la diferencia y de la ilusión de la diferencia. Hoy es la metonimia […] se instala en la desilusión de la metáfora".

lunes, 30 de julio de 2012

Pensando las afecciones somáticas...

                                                                                                                                       Carolina Martínez

Katia Weissberg, en su artículo Los caminos del dolor, retoma a Piera Aulagnier, la cual menciona que el proceso de apropiación de las sensaciones por parte del sujeto se inicia  a partir de un momento de identificación entre madre y niño, que se da por vía de la emoción. Entendida como expresión de los afectos, como la "manifestación subjetiva de los movimientos de investiduras libidinales", la emoción tiene un valor privilegiado en la construcción del cuerpo psíquico del niño y de sus afectos porque se transmite de cuerpo a cuerpo; las emociones maternas percibidas por el niño a partir de sus manifestaciones orgánicas constituyen su fundamento psíquico. 

            Si bien es cierto que la figura de la madre será una parte importante en la constitución subjetiva del bebé, también tendrá que pensarse la forma en que la figura del padre empieza a hacer su aparición, y cómo es que la madre le abre el paso al mismo, para que empiece a tomar su lugar; ya que dependiendo de su propia historia, fantasmas, la relación con su propio padre y madre, entre otras cosas, la nueva madre le irá dando un lugar al padre, y ello impactará sobre el lugar que el propio hijo le vaya dando a este.

            Todo lo anterior lo planteo, para cuestionar el impacto que tendrá en la constitución subjetiva, el que la madre, no le dé un lugar a la figura del padre, y con ello, ella abarque de manera “omnipotente”, toda la atención del hijo.

viernes, 27 de julio de 2012

Extracto del libro Madre Loca, Francoise Davoine


Preciso compartir este fragmento de Davoine, para pensar el psicoanálisis, y pensarnos en él.


...
El psicoanálisis, una tradición oral
Tal era entonces su sentencia. Era inútil que el psicoanálisis disfrazara su herencia bajo montones de escritos, no podía renegar de sus orígenes orales y de la tradición de los burlones, de los tontos, de los torpes y de los otros “vencedores de la feria”.
-          ¿Cómo dice?
-          Charlatanes, si prefiere.
También reconocían para sí a ese gran loco Lacan. Él habría dicho textualmente que “el psicoanalista no debe dudar nunca en delirar”. Me sublevé:
-          ¿De dónde sacaron eso?
Número 1 lo tenía de primera mano; el maestro incluso habría dicho a sus discípulos:
-          “Si hubiera sido más psicótico, probablemente habría sido mejor analista. En cuanto a ustedes, sean más naturales en lugar de encoger el cuello, tampoco se sientan obligados a estirarlo. Incluso como bufones, están justificados a serlo. Mírenme, soy un payaso, tomen ejemplo de eso y no me imiten.”
Sensible argumento de autoridad, lo acusé de crimen de anacronismo.
-          Es inútil continuar con este diálogo. Si algún día lo cuento ningún historiador me tomará en serio. Por otra parte, en vuestro tiempo no existían estos hospitales, me lo dijo un especialista, dije muy segura de mí.
Número 1 suspiró cansadamente:
-          Ya sabemos todo eso. Foucault también es de los nuestros, si era eso lo que le molestaba, y otros stars de su Escuela. Entre otros, ese filósofo farsante…A falta de torcerle el cuello a las contradicciones del sistema encontró el de su mujer, más fácil de apretar. En cuanto a este lugar de asilo, volveremos, no se preocupe, haciéndonos los locos en la vía pública: ¡artículo 122 bis¡
En ese momento Madre Loca proclamó que era suficiente por hoy.
-          ¿Y si le ofrecemos una última farsa? Intentó Número 1, la de “los que despiertan a los gatos que duermen…”
Sonriendo por primera vez, Madre Loca hizo la señal de partida con el brazo. En el portal se detuvo y me lanzó una mirada de reojo:
-          “Si quieren saber por qué estoy aquí, mírenme, soy cornuda, corneadora, cavilosa, cascarrabias, casqueada, arrogante, desordenada, con los locos graciosa y enfadosa, mordaz, maliciosa, cáustica, deslenguada, madre y nodriza de discordias, ando por todos lados ultrajando, ultrajante en cada hogar, laboriosa contra razón, razonable en hechos odiosos, odiando las cosas establecidas…
A punto de desaparecer, cambio de idea:
-¡Cita aquí mismo!
En el momento preciso que ella no precisó, contando con mi exactitud. ¡Y con que no cambiara mis hábitos! Ella no toleraría un instante más verme sentada en mi banco, pasiva, mirando con largavistas la locura del mundo, apta justamente para garabatear esos escritos que habían estado en el origen de su rutina.
Con esas palabras me dio la espalda, arrastrando a sus sujetos más allá del portal donde se desvanecieron tan bruscamente como habían desaparecido.
Yo también estaba harta de locura. Sin darme cuenta de que ya obedecía su orden me levanté y me dirigí a la puerta del servicio para despedirme, muy segura de que no volvería a poner los pies allí.

...

jueves, 26 de julio de 2012

Pensando a S. Bleichmar



Silvia Bleichmar, plantea en su libro La construcción del sujeto ético,  "el autoerotismo marca simpre los inicios de la simbolización". Lo anterior lo tomo para pensar lo que pasa al subjetivar a un bebé, en donde no solo contará la satisfacción de sus necesidades básicas, sino toda la serie de actos que las figuras cercanas al bebé provean, desde los afectos, lo cual permita que ese bebé se vaya estructurando. Y donde el psiquismo de esos adultos que estan a cargo del bebé, jugará un papel crucial en el entretejido psíquico que se irá formando en ese pequeño.

miércoles, 25 de julio de 2012

¿Ser madre/padre?, siglo XXI



Carolina Martínez

Qué significa ser padre o madre en el siglo XXI. Es la época en la que se vive, el contexto en el que se encuentra uno, la historia personal que a uno le atraviesa (además de los fantasmas con los que uno carga) los que delimitan de manera voluntaria o involuntaria los trazos que guiarán la vida de una persona, y más aun lo que se asumirá como padre o madre (o madre y padre, como muchas mujeres solteras de la actualidad se reconocen y se les reconoce socialmente con ese adjetivo), o bien será que las problemáticas de lo que implica ser padre/madre son las mismas que se han dado a lo largo de la humanidad.

                Cuándo se podría decir que se deviene como padre o madre, cuando se imagina a un bebé (incluyéndose en la fantasía) aun aunque aún no se tenga el hijo o cuando se gesta en el vientre. Qué es lo que da un lugar en esta vida, el reconocimiento personal o el social, o una mezcla de ambos, en donde uno produce el otro. Dónde queda por otro lado el lugar del hijo, o es que se da de manera automática y sin pensarse, o se da en función a un reconocimiento personal-social. El hijo llega, por qué razones, qué es lo que llega a cubrir, descubrir o recubrir, hasta dónde el ambiente que lo recibe, va a ir contorneando un camino, junto con él mismo, que ayudarán a irlo formando (deformando/re-formando) en su pasaje por la vida.
                Estas son algunos de los cuestionamientos que me permito hacer para irme acercando,  a lo que en la actualidad deviene como uno de los retos principales de la humanidad: qué representa ser padre/madre, hasta dónde el malestar social mundial en el que nos encontramos tiene un trasfondo interpersonal, sin rayar con esto a la culpabilización, sino pensándolo desde cómo ese tejido social que empieza a construirse desde la familia, presenta una herida (real, simbólica, o imaginaria) importante en su seno interno, lo cual hace que cada vez se viva con mayor incertidumbre, el tomar el lugar de madre/padre. Cada vez se ve una comercialización “salvaje” de tips, consejos hasta llegar a una especie de “recetario de cocina”, donde al futuro padre se le viene explicando paso por paso, qué es lo que debe de hacer como padre o madre, cuáles son las expectativas que se tienen de él, y cuáles son los productos que debe de comprar acorde a la edad que tenga su hijo(a), qué debe de tomar en cuenta para elegir un buen pediatra,  cuáles son las recomendaciones de los “expertos” para tener un hijo sano, con “inteligencia emocional”, socialmente integrado y por consecuencia feliz.      

                Pareciera por momentos que cada vez el que ocupa el lugar de padre/madre, tiene que estar no solo preparado emocionalmente, sino también en un sinfín de conocimientos, habilidades, y “técnicas” para ser un “buen” padre. Hasta dónde el programarse, reprogramarse/desprogramarse, re-reprogramarse, en un sinfín de saberes, ayudará a ese sujeto a ser mejor en su labor como padre/madre.

                Actualmente se ve el lugar parentalidad muy “lastimado”, teniendo con ello varios efectos, como lo es la constante incertidumbre que viven los padres del siglo XXI, para ocupar su lugar de padres, y con ello el aumento de “recetas mágicas” de cómo ser un “buen” padre y educar correctamente a los hijos; o la producción de programas de televisión en donde los padres se ven desautorizados por una Super niñera (hada madrina) que durante 4, 5 o 7 visitas, definirá qué es lo que están haciendo mal como padres y por consecuencia qué es lo que tiene que cambiar para que sus hijos estén mejor educados, por medio de métodos muy conductistas y catárticos.  Considero que lo anterior no solo tendrá importantes efectos en la constitución subjetiva de los hijos,  además pongo como relieve y subrayo la disminución en la tasa de natalidad en muchos países.   Vivimos en la época del “reality show” de todos los temas habidos y por haber, donde lo más “reality” de ellos es la falta de reality y el exceso de show.


               

significar el deseo

Terapeuta

el segundo en el frente, asistir al otro...

viene del griego QerapeuthV (zerapeutés)

lunes, 23 de julio de 2012

Lo Materno


Lo materno:
 Lo que se juega en el proceso de tomar el lugar de madre

Carolina Martínez Dmz.

Velloncito de mi carne,
que en mis entrañas tejí,
velloncito friolento,
¡duérmete apegado a mí!

La perdiz duerme en el trébol
escuchándole latir:
no te turben mis alientos,
¡duérmete apegado a mí!

Hierbecita temblorosa
asombrada de vivir,
no te sueltes de mi pecho:
¡duérmete apegado a mí!

Yo que todo lo he perdido
ahora tiemblo hasta al dormir.
No resbales de mi brazo:
¡duérmete apegado a mí!
Gabriela Mistral



Se dice popularmente en mi país, al hablar del lugar de la madre: “madre solo hay una”, cosa que si bien no tiene mayor complicaciones en el sentido lógico y práctico de la frase, hasta cierto momento es un lugar que se tiene que conquistar. Con ello me refiero a que si bien una persona puede parir a un bebé, esto no conlleva que de manera automática el bebé identifique en la procreadora, a la mamá; ni tampoco ocurre que la mujer gestante, tenga y asuma su lugar de madre. 

            El conquistar el lugar de madre, es un vals de dos, donde tanto el hijo como la madre, deberán de reconocerse, no solo en la mirada, sino también en los actos, palabras, caricias, gestos, silencios, etc. siendo lo anterior atravesado no solo por lo consciente, sino primordialmente por lo inconsciente. Sin embargo habrá que tener claro que para que lo anterior ocurra, también habrá de intervenir el que represente el lugar del padre. 

            En México, la madre es una de las figuras que desde nuestros antepasados, más se sobrevalora, en perspectiva con el lugar del padre. Me explico y avanzo un poco más, para ir trasmitiendo mis reflexiones sobre el fenómeno que ocurre en mi país con respecto a la familia, entendida  en el sentido más genérico del termino, sin con ello excluir las nuevas formas de hacer familia, como lo son: madres solteras e hijos, parejas lesbianas e hijos, parejas gays e hijos, madres y padres divorciados que forman una nueva familia con sus respectivos hijos, etc. En el presente escrito solo me abocaré más que analizar estas nuevas formas de hacer familia, a pensar el lugar de la madre (y por consecuencia del padre e hijo) independientemente de la orientación sexual o estado civil de los que ocupen estos lugares. La madre, México, llega a ocupar un lugar de importante trascendencia en la vida cotidiana,  esto conlleva a tener importantes privilegios, pero al mismo tiempo se le llega a posicionar en un lugar de desigualdades, devaluaciones, sacrificios, que terminan condenándola y victimizándola, teniendo como resultado el que la sociedad, llegue a demandar de quien ocupa el lugar de madre, que ponga a primer plano, el ser madre, ante cualquier otro lugar u ocupación que pueda llegar a tener. Además nótese que las principales ofensas o “malas palabras” en México, incluyen a la madre.

Tomando en cuenta el análisis que Heriberto Yépez, hace de la familia del mexicano, en su libro La increíble hazaña de ser mexicano, donde menciona  que “la desintegración mexicana consisten fundamentalmente en una mujer que no se valora a sí mismo y un varón que no se autosustenta emocionalmente. Al no valorarse, ella necesita a los hombres para salir adelante económica y socialmente. Al no saberse autosustentar emocionalmente –al no poder estar solo, sin que una mujer cobije sus emociones, sin que una mujer le dé calor-, el varón depende de mujeres para encontrar sentido a su existencia. Sin ellas se siente frío, muerto”. Con lo anterior si bien, no es mi intensión hacer una generalización de la estructuración psíquica de mujeres y hombres mexicanos, si lo tomo en cierta medida como punto de referencia para entender el efecto que tienen esto en el consciente y/o inconsciente colectivo del mexicano, al momento de estar en el lugar de madre o padre.  

Yépez, agrega en dicho libro, “ser madre en México, es sinónimo de aguantar, de someterse hasta llegar al hartazgo y estallar”. Si bien mi intensión no es hacer un estudio pormenorizado de la figura de la madre en México, pongo estos puntos en perspectiva, para poder entender, como muchos de los malestares en la actualidad, que remiten al lugar de la madre en mi país, pueden entenderse desde las expectativas conscientes e inconscientes que de manera transgeneracional se van heredando.

El anterior referente histórico, tiene como intensión, dar la pauta para entender cómo se accesa, ocupa y conquista el lugar de madre (en lo cual debe de pensarse también el contexto histórico y cultural, en donde se encuentre quien ocupe dicho lugar, de ahí la intensión de explorarlo desde mi contexto histórico). Sin embargo no podemos pensar en el lugar de madre, sin pensar en el lugar del hijo y del padre a la vez. Con ello retomo uno de los puntos que Daniel N. Stern, plantea en su libro La constelación materna. La psicoterapia en las relaciones entre padres e hijos, cuando expresa “al nacer el bebé, la madre empieza a reconstruir sus representaciones sobre quién es ese bebé y quién llegará a ser”, aunque también agrega que esas representaciones van de la mano de las primeras representaciones que esa madre tuvo, cuando solo estaba en el lugar de hija, en sus juegos de muñecas, y en todas las fantasías de las que se nutrió en su niñez y adolescencia. Con lo anterior se muestra como la madre, va verse atravesada grandemente no solo por su presente, sino por su historia pasada, lo cual junto con un sinfín de factores, le van a ir dando elementos para ir tomar dicho lugar; a lo cual se sumará el encuentro con su hijo, y con el padre de ese hijo, que hará que se vayan tejiendo las líneas que le permitirán ir delineando su lugar.

El lugar de madre, no solo se conquista con la ayuda del hijo y del padre, sino que considero que se irá re-editando en función a las circunstancias que la propia vida vaya marcando, además de las etapas de la vida en las que se encuentre dichos miembros. Lo anterior lo ejemplifico de la siguiente manera, una madre no puede tener el mismo lugar, como mamá de un recién nacido, que como madre de un joven o de un adulto; es necesario que cada uno de los involucrados vaya haciendo ciertas renuncias, sin dejar de lado las ganancias que a la vez se van logrando. 

 Cierro mis reflexiones, haciendo un análisis de lo que Pepa Horno, expresa en su libro Ser madre, saberse madre, sentirse madre, en donde expresa “crecer necesita espacios y tiempos propios. Las relaciones simbióticas entre padres e hijos, dañan a los niños porque les impiden ser autónomos y a los padres o madres porque los anula. Si no conservamos una identidad individual, más allá de la pareja, más allá de ser madres o padres, acabaremos destruyendo parte de nuestro ser y haciéndoles pagar el precio de ese dolor a nuestros hijos”. Por lo que considero que el lugar de madre, no deberá de anular el de mujer, ya que en muchas culturas, como lo es la mía (México), tiende a limitarse el lugar de la mujer al de madre, lo cual puede traer muchas implicaciones en la constitución psíquica no solo de las mujeres, sino también de los hijos que esas mujeres procreen, si llegan a tomar el mandato cultural como sinónimo: mujer=madre. Además considero que es necesario restructurar las teorías psicológicas, psicoanalíticas, psiquiátricas, en general todas las ciencias que se aboquen al estudio de los subjetivo, en donde se haga más presente la inclusión del lugar del padre en la constitución subjetiva del hijo, y no se repitan modelos teorizantes que realcen el matriarcado, y dejen fuera el lugar del padre, el cual lo trabajo muy de cerca Lacan. 

Y termino, tomando a Esteban Levin, con respecto a lo que menciona en su libro La función del hijo,  “la filiación de un hijo/niño a una genealogía, a un linaje, a una historia que sin saberlo lo preexiste y lo hace existir más allá de su cuerpo, de su herencia genética, de su organismo. El nacimiento de un sujeto estará delineado por esta herencia simbólica que, vía el campo del Otro, anuda la estructura al desarrollo, configurando los puntos de encuentro posibles, donde tendrá que reconocerse y afirmarse. Dicho reconocimiento y afirmación, tendrá que ir de la mano de la renuncia tanto a la madre y al padre, por parte del hijo. Por lo tanto,  si entendemos que las relaciones humanas, son de lo más complejo en el tema de lo humano, habrá que tener claro que, por tal motivo no se podrá hablar de funcionamiento “ideal” por parte de la madre, del padre o del hijo, cada uno hará lo que este dentro de sus posibilidades, contemplando que cada uno esta atravesado por sus fantasmas, actos, silencios, palabras, pensamientos, fantasías, emociones, historia, cultura, etc. que de manera consciente e inconsciente irán entretejiendo la vida del sujeto y por consecuencia las relaciones que este establezca con su medio.



 
Bibliografía
Horno, Pepa. Ser madre, saberse madre, sentirse madre. Ed. Desclée de Brouwer, S.A. España. 2011.

Levin, Esteban. La función del hijo. Ed. Nueva Visión, Buenos Aires. 2007.

Mistral, Gabriela. Poema apegado a ti: http://www.gabrielamistral.uchile.cl/poesiaframe.html

Stern, Daniel N. La constelación materna. La psicoterapia en las relaciones entre padres e hijos. Ed. Paidós, Buenos Aires, 1995.

Yépez, Heriberto. La increíble hazaña de ser mexicano. Ed. Planeta Mexicana. México. 2010.