Ser robot o no ser:
lo que se juega en el deseo de negar nuestra humanidad
Lic. Carolina Martínez
Como “seres humanos” del siglo XXI, constantemente se
evidencia nuestra dificultad para aceptar nuestra naturaleza humana, la cual
lleva implícita la contradicción, la bondad, la maldad, la locura, el
sufrimiento, nuestras “faltas”, miserias y la aceptación de nuestra propia
muerte; bajo el entendido que no solo el ser humano se tendrá que abocar a entender y lidiar con lo
anterior ubicado en su persona, sino también en aceptarlo en el otro, llámese
todos aquellos sujetos con los que interactuamos día a día: padres, hermanos,
tíos, abuelos, primos, pareja, vecinos, amigos, compañeros de trabajo, y
extraños.
En el
presente artículo me abocaré a hablar del sufrimiento, entendido como aquella
emoción que implica un desgaste en el psiquismo del humano, siendo evidenciado
desde un nivel consciente y/o inconsciente; además de tener un impacto no solo
en la salud, desde lo físico, sino principalmente desde lo psíquico-emocional-mental
y social. Bajo el entendido de que muchos de los padecimientos físicos en la
actualidad tiene una base desde lo emocional, dejando con esto más que claro la
tesis de la relación y vínculo que existe entre mente y cuerpo. Sin embargo
teniendo claro lo anterior, para el humano le es muy difícil entender y aceptar
que parte de su sufrimiento, el cual puede depositarse en un dolor de cabeza
intensos, colitis, cáncer, manchas en la piel, algún tipo de adicción (drogas, religión,
juego, tecnología, personas, compras), insomnio, anorexia, bulimia, actitudes
violentas, etc. tienen que ver con algo
que desde lo psíquico, se expresa y termina depositando en un malestar en el
cuerpo.
Tomando
en cuenta que el sufrimiento es de los cuestiones más naturales en el ser
humano, habrá que entender que no podemos negarlo, ya sea con medicamentos, en
los cuales la psiquiatría tiene un gran acervo en cuanto a la diversidad para
tratar todo tipo de diagnósticos que previamente han sido establecidos por ellos
mismos. Trastorno obsesivo compulsivo, Déficit de atención con hiperactividad,
trastorno bipolar, Trastorno maniaco-depresivo, Trastorno de la personalidad,
Trastorno generalizado del desarrollo, Trastorno depresivo, trastorno de
ansiedad generalizada, trastorno de somotomofos, etc. en pocas palabras tienen
forma de bautizar la subjetividad de miles de formas, claro su propios
ineptitud en ocasiones no les alcanza a ser diagnosticada.
Entendamos
que el sufrimiento es lo que también nos da las armas para ser más creativo, y
poder canalizar nuestra “locura”, sintomatología o simplemente sufrimiento en
algo que nos ayude a sanar; entendido que entre más se sufre, más existe la
oportunidad de hacer algo bello de ese sufrimiento como lo puede ser un poema,
una canción, un cuadro, etc. He ahí como los artistas que casualmente en
nuestra sociedad y más en Nuevo León, son relegados, llámese poetas,
escritores, pintores, músicos, cineastas, etc. digamos que preferimos dopar
nuestra mente con los “creativos” programas de televisión local pasando desde
programas infantiles que siguen sin enseñarles algo a los niños, ya que no
saben lo que significa ser niño; programas para jóvenes que son muy pocos y
curiosamente somos un país con una gran cantidad de jóvenes; y programas de
adultos y que la gran mayoría se remiten a las tan desafortunadas telenovelas
idiotizadoras de mentes.
Aprendamos
a vivir con nuestra historia y con nuestro respectivo sufrimiento sin necesidad
de tenerlo que dopar con medicamentos: litio, acido valproico, ritalin, novelas
y programas de televisa, videojuegos, casinos, etc. Entendamos que en nosotros
esta la cura, y claro en un medio cercano que nos ayude a contenernos para
salir de las diversas dificultades con las que la vida nos sorprende. Tratemos
de ser más humanos y menos robots.